sábado, 5 de abril de 2008

Venta de minutos “timbra” a todos.

El diario el país, en su página web subió un reportaje llamado venta de minutos “timbra” a todos. En este articulo se describe el enfrentamiento de informales y distribuidores a consecuencia de la posible legalización de la venta callejera de minutos por celular.
El diario el país expone por medio de testimonios los diferentes puntos de vista tanto de distribuidores como vendedores informales, cuáles son los problemas a los que se afrontan los distribuidores con las ventas informales de minutos y que implicaciones traería a los vendedores informales la no legalización de esta venta callejera.

“La reventa de minutos se volvió un negocio masivo, una guerra del centavo porque la gente decidió vender minutos incluso en sus propias casas.”[1] Es la frase que Fabián Moya Rojas, -gerente regional de Singularcom en Cali, una distribuidora de servicios de telefonía celular -, utiliza para expresar lo que en los últimos años ha ocurrido, trayendo consecuencias a la empresa donde trabaja. Los inconvenientes que tienen son muchos; como por ejemplo las sanciones que les imponen, como el descuento de la comisión, por líneas que son catalogadas como fraude por su mal manejo y la pérdida de plata por la reducción en la venta de tarjetas de minutos “porque la gente prefiere llamar en la calle que comprar una tarjeta o los planes postpago que son los que dejan rentabilidad”[2].
Frente al problema Fabián Moya Rojas, tiene esperanzas de que la situación se pueda mejorar si se ejerce un control frente al tema, como lo es el tener una infraestructura montada con cabinas y una persona jurídica registrada.
Por otra parte, los vendedores informales de minutos aseguran que es su opción laboral. Guillermo Cano Palomino, vendedor informal de minutos por celular afirma que se dedico a vender minutos en celular “porque vi en esto la posibilidad de ganarme unos pesos para desayunar, almorzar y comer, porque estoy desempleado y con esta abundancia de escasez, cualquier trabajo es bueno”[3].
Guillermo Cano asegura que el negocio no es ilegal, que es un modo de subsistir y que ni siquiera es dueño del plan.
Cree que la razón por la cual se quiere reglamentar la venta de minutos es por la alta demanda de llamadas por celular en la calle y expresa su oposición a la no legalización de la venta callejera ya que piensa que el negocio bien manejado también trae también buenos resultados a los distribuidores al comprarle planes de minutos a estos. Si a los vendedores ambulantes no se les permite la venta callejera de minutos no se les daría una oportunidad de empleo y así como lo dice Guillermo cano, solo se querría que “el rico sea más rico y el pobre más pobre.”[4]
Frente a este tema, las dos partes del problema son perjudicadas, pues esto a los distribuidores de servicios de telefonía celular les genera pérdidas, y a los vendedores informales se les quita la única oportunidad de empleo que tendrían para salir adelante.

El reportaje del diario el país da una parte de toda la problemática generada del tema, pues lo hace particularmente al exponer las opiniones de dos personas que viven la situación. Con ello, saca a relucir problemas que antes no se habían informado o que no se conocían, como las sanciones generadas a empresas de telefonía celular. Además también muestra la dura realidad del desempleo, y la venta ambulante como la única opción de salir de la desesperación para poder subsistir.

[1] Tomado como referencia de el articulo Venta de minutos “timbra” a todos por el diario el País.
[2] Tomado como referencia de el articulo Venta de minutos “timbra” a todos por el diario el País
[3] Tomado como referencia de el articulo Venta de minutos “timbra” a todos por el diario el País
[4] Tomado como referencia de el articulo Venta de minutos “timbra” a todos por el diario el País

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